martedì 4 luglio 2017

Galope frío/Galoppo freddo

Santos Domínguez Ramos
(trad. Marcela Filippi)
He quedado esta tarde con mis huesos,
con mis doscientos huesos y pico que aún sostengo,
para irlos repasando uno por uno
en el centro del bosque y en silencio.
Para limpiar las huellas que el tiempo ha ido dejando
en su materia frágil, en la médula misma,
en donde duelen más los días que se han ido.
Donde espera la nieve
un gólgota de huesos olvidados:
la escápula, la pelvis, los fémures, las vértebras...
Hay tardes como esta en que me gustaría
vivir en la frontera lateral de mi historia,
abdicar de los días y la carga severa
que arrastra aquel que cumple una condena
a conciencia perpetua del pasado.
Depongo hoy la palabra,
la torpe latitud de la memoria,
el húmero, los libros
bajo la luz escasa de noviembre.
Me quedo para siempre en la herrumbre del signo
que trazan en el cielo,
indiferentes, lentos,
helados, los planetas.

Son rimasto questa sera con le mie ossa,
con le mie duecento ossa e rotte che ancora sostengo,
per ripassarle una a una
nel centro del bosco e in silenzio.
Per pulire le tracce che il tempo ha lasciato
nella sua materia fragile, nel midollo medesimo,
dove i giorni andati fanno più male .
Dove la neve attende
un golgota di ossa dimenticate:
la scapola, il bacino, i femori, le vertebre...
Ci sono sere come questa in cui vorrei
vivere nella frontiera laterale della mia storia,
abdicare dai giorni e dal carico severo
che trascina colui che compie la condanna
a coscienza perpetua del passato.
Depongo oggi la mia parola,
la goffa latitudine della memoria,
l’omero, i libri
sotto la fievole luce di novembre.
Rimango per sempre nella ruggine del segno
che tracciano in cielo,
indifferenti, lenti,
gelidi, i pianeti.

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